miércoles, 8 de mayo de 2013

Crónica de una Interrupción Legal del Embarazo Solicitada




¿Cómo es la experiencia de solicitar un aborto en el DF?

Esta historia se vincula con la presentada días atrás: ahora les contaré el caso de Gabriela, una chica que decidió solicitar el servicio de Interrupción Legal del Embarazo que se ofrece en algunas clínicas y hospitales del Distrito Federal.

El día en que le tocaba su período menstrual Gabriela no sangró. Ni las dos semanas siguientes. Decidió comprar una prueba de embarazo en la farmacia y después de usarla resultó que estaba embarazada. No tenía pareja. Ni trabajo ni dinero. Decidió no tenerlo. No sabía cómo ni dónde. Estaba muy asustada.

Primero llamó al teléfono de Medicina a Distancia de la Secretaría de Salud del DF para pedir informes (51 32 09 09). Ahí le informaron que sólo necesitaba su credencial de elector y un comprobante de domicilio para obtener el servicio. Encontró en internet la dirección de los hospitales donde se brinda el servicio y decidió ir a la Clínica Infantil de Inguarán esa tarde para solicitar informes. Sólo estaba el policía y le dijo que tenía que ir al día siguiente a las 6 am.
Al otro día llegó a las 6am para ser de las primeras personas atendidas. Poco antes de las 7am llegó una camioneta, de la cual descendieron dos mujeres. Después de intercambiar unas palabras con el policía del hospital, se acercaron persona por persona para preguntarles si iban a la Interrupción. Gabriela dijo que sí y le dijeron que podían hacerle gratuitamente un ultrasonido en la camioneta, ella se negó y le dieron unos folletos. Revisó los folletos y se asustó: decía que el procedimiento culminaba en la mayoría de los casos en la muerte de la solicitante… era un grupo Pro-Vida que todos los días se instala en las afueras del hospital a intimidar a las solicitantes. Unos minutos después llegaría otra camioneta con altavoces para vociferar un discurso donde señalaban que estaban desatando la ira de Dios.
Pasó al hospital y sólo le dieron información: en realidad necesitaba el comprobante de domicilio, la credencial de elector (que en México se usa como DNI o carnet de identidad), un estudio biométrico, un ultrasonido y una persona que fungiera como acompañante y responsable. Ella comentó que no tenía dinero para los estudios y solicitó que se los realizaran ahí mismo. Le dijeron que si, pero que se los entregaban en un mes… y el servicio sólo se brinda con menos de 12 semanas, pensando que el tiempo es vital en estos casos decidió endeudarse con una tía para hacerse los estudios. Posteriormente constataría que no en todos los casos se aplica la regla del mes. A las mujeres que tenía algún contacto o amistad con alguno de los dos doctores les hacían gratuitamente el ultrasonido y el estudio biométrico y el mismo día les daban los resultados.  

Con los estudios en la mano acudió 3 días después. En la fila se le volvieron a acercar las mujeres del grupo Pro-vida y ella les dijo que no iba a solicitar la ILE por lo que no hablaron más con ella. Fue la primera en llegar y en pasar, pero el doctor no la atendió hasta más de una hora después pues salió del hospital. Le comentaron las personas que venían a segunda cita que esa era práctica común del doctor: ir a desayunar y atender hasta las 8:30. A todas las mujeres que había ido a solicitar el servicio ese día (8 en total) las sentó el doctor a darles la explicación y hasta las hizo esperar en lo que una de ellas (amiga de una doctora) fue a que le hicieran el estudio de sangre (“porque no vamos a decir las cosas dos veces”).
Después de la explicación y la revisión de los ultrasonidos para verificar el tiempo de embarazo, la pasaron a trabajo social donde -según me comentó- la trabajadora la hizo llorar al cuestionarle sus prácticas sexuales y el método anticonceptivo que elegiría. La trabajadora le insistía en que se colocara un DIU y Gabriela no quería. Firmemente le dijo “no quiero usar ese método, deme pastillas” y la trabajadora la dejó salir.
Gabriela tenía 6 semanas de embarazo. Después de un rato salió para pedirme que firmara un papel (yo fui como acompañante y responsable) y después de unos minutos salió con las pastillas. Me dijo que el doctor les pidió que se tomara la primera ahí mismo y las siguientes las ingeriría dentro de 24 horas.
El doctor le indicó que una vez tomada esa pastilla se detenía el crecimiento del producto y no había marcha atrás. Se tomó su pastilla y salimos. Dice que no tuvo molestias.
Al otro día me llamó porque se sentía muy mal. Las 4 pastillas restantes se ingieren de la siguiente manera:
Dos de un lado de la boca entre las muelas y las encías ó las 4 bajo la lengua.
Se puso muy mal. Le dio una diarrea muy fuerte. Los dolores eran espantosos, según decía. Estaba pálida y casi no se podía mover. Duró dos días así.
Poco a poco pasaron las molestias.

Regresó al hospital 15 días después, con el nuevo ultrasonido. La atendieron más de dos horas después de la hora en la que la citaron. Las demás mujeres que esperaban le dijeron "pues si, ni modo... saben que necesitamos la atención y nos tenemos que esperar". Afortunadamente no se veía nada en el ultrasonido y la dieron de alta, no sin antes darle varias cajas de anticonceptivos para evitar un nuevo embarazo no deseado.

* * *


Este servicio garantiza una interrupción con atención médica adecuada; en 6 años de la existencia de este programa de salud no se ha presentado ninguna complicación. Además, es único en el país; en los demás estados las legislaciones suelen no sólo prohibir la interrupción sino penalizar fuertemente a las mujeres.
El servicio no es sólo para las mujeres que radican en el D.F.: según cifras publicadas por GIRE de abril de 2007 al 31 de marzo de 2013 se han realizado 97,562 Interrupciones, de las cuales el 73% pertenece al DF, el 23.6% a mujeres de otros Estados y el 3.4% a extranjeras.

La legislación existe y funciona, pero habría que exigir más a la Secretaría de Salud del Distrito Federal: es una lástima que el servicio no sea integralmente gratuito para todas las mujeres. La visión de que los servicios de salud son una dádiva del Estado y no un derecho fundamental siguen impregnados en las acciones del personal de salud y en las mentes de las solicitantes. Los tiempos son muy largos para el servicio (6 horas para conseguir 5 pastillas) en un proceso innecesario, hago hincapié en las conductas irrespetuosas de los doctores hacia el tiempo de las mujeres, de manera que parece que es requisito pasar un viacrucis para poder acceder al derecho a la salud sexual y reproductiva.
La mala orientación que le dieron a Gabriela en el teléfono de Medicina a Distancia hace pensar que no hay un proceso estandarizado en los hospitales, y esta falta de datos retrasó la atención de Gabrielan en un proceso donde el tiempo es fundamental. 
Esperamos que se tenga un control de los grupos PROVIDA que se establecen en las periferias de los hospitales, pretendiendo imponer su visión del mundo sobre el cuerpo y el destino de las vidas de las mujeres. 

Aquí los enlaces:


Mapa de hospitales donde se brinda la ILE

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