jueves, 23 de mayo de 2013

Cacofonía y lenguaje incluyente.




Esto de hablar de “las niñas y los niños”, “los hombres y las mujeres”, “los y las trabajadoras” puede ser motivo de discusiones acaloradas con quienes no han trabajado en algún tema de feminismo y género.
Gracias al exmandatario mexicano, Vicente Fox Quezada,  se popularizó incluir y diferenciar en el discurso a hombres y mujeres. Éste es un avance del feminismo en el lenguaje mexicano que no ha tenido total penetración, pues al expresidente se le olvidó mencionar el porqué de esta distinción de lenguaje, quedando en la mera frivolidad y oportunismo político.
Nombrar las cosas es reconocer su existencia. Alguna mujer me ha dicho “es que cuando se habla en masculino entramos todos nosotros”. Pues exactamente eso es pensar desde la perspectiva masculina, obviando los derechos de las mujeres. Alguna vez Hermila Galindo, después de ganar una elección acá en México no pudo tomar su cargo porque legalmente sólo estaba escrito el procedimiento para "los candidatos". Obviamente decir y/o escribir"los" no necesariamente -ni para toda la gente- abarca hombres y mujeres.
La no mención de las mujeres puede significar algo más, una inexistencia deliberada de su presencia o su importancia, por ejemplo, hace unas semanas la Dra. Estela Serret nos contaba el porqué la palabra testigo se usa sólo en masculino: como las mujeres obtuvimos reconocimiento jurídico hasta hace relativamente poco tiempo no podíamos ser testigos, nuestra palabra no valía ante la corte. Por ello no hay testigas. Apenas gana terreno hablar de "médicas", "arquitectas" y otras pues muy recientemente pueden ingresar en estos campos y están tratando de ganar legitimidad.
Usar el “los” sumándolo a “las” cuando hablamos de hombres y mujeres no es sólo una odiosa distinción de moda: es parte de la lucha del reconocimiento pleno de nuestros derechos, pues si no se nos nombra, no se reconoce nuestra existencia.
Me ha tocado discutir varias veces sobre este asunto, tanto con hombres y mujeres. Los argumentos contrarios al mio suelen ser que “se oye feo” y que “todo se hace más largo” pero, ¿no es preferible tardarse un poco más al hablar y escribir para garantizar que estamos visibilizando a otras personas y a nosotras mismas?. 
Les propongo algo: para fines prácticos podemos escribir en femenino, pues todas nosotras (hombres y mujeres) somos personas.

Enlaces:

Manual Hacia la construcción de un periodismo no sexista http://www.cimac.org.mx/cedoc/publicaciones_cimac/hacia_la_construccion.pdf

3 comentarios:

  1. Yo no estoy deacuerdo. Para mí, esta definición es meramente del llamado "mujerilísmo", me parece que el argumento no es sólido. Separar las y los solo vulnera el lenguaje español, fomenta la segregación y la distinción de que las mujeres "vulnerables" deben ser reconocidas por vulnerables y ausentes de las oraciones.
    Para todos era claro que cuando nos referimos con LOS incluye a todos (eso es el lenguaje incluyente).
    Más grave es suponer que por el simple hecho de decir "las y los" se reconozcan los derechos de las mujeres, cuál es la evidencia? Muchas mujeres violentadas, abusadas, discriminadas lo siguen siendo aunque les digan ellas y ellos.
    Decir que si no se nombra no se reconoce es otro supuesto erroneo, pues es como decir que lo que no se mide no existe...es incorrecto. Sí existe y sí se reconoce, el posicionamiento respecto a ello es lo importante.

    No tendría que haber necesidad de cambiar palabras, porque lo realmente importante es el pensamiento de la gente, cuando este sea tolerante e incluyente, no habrá necesidad de enfitazar en la separación, en la diferencia y mucho menos en las palabras. Por tanto los mecanismos para lograr ese cambio de posicionamientos no pueden ser estrategias como las linguisticas que se proponen que lo único que hacen es enfatizar aún más la supuesta posición de desventaja de la mujer.

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  2. Yo no estoy de acuerdo con Paola Carmina. Si el lenguaje tiene un papel fundamental en la expresión del pensamiento y "lo realmente importante es el pensamiento de la gente" entonces el lenguaje es central en la manera en que concebimos y nombramos el mundo. Así de simple.
    El mujerismo es algo distinto de lo que señala: se dice del pensamiento que considera a las mujeres como seres superiores por el sólo hecho de serlo y claramente eso no se menciona en el post.
    Por otra parte, si separar “las” y “los” vulnerara el lenguaje, entonces el artículo "las" ni siquiera existiría. Si existe “las” es porque hay una especificidad.
    Además, ningún lenguaje está inscrito en piedra, sino que se adapta y cambia conforme la realidad social, histórica y cultural cambia. A la vez, da forma al mundo al establecer la manera en que es nombrado. Por eso la importancia de la visibilización y la inclusión. El post pone dos ejemplos clarísimos, el de Hermila Galindo y el de las testigas.
    Discrepo también en que para todos sea claro que "los" incluya a todas las personas. Un estudio que se titule “Riesgos en la vida sexual de los jóvenes de secundaria” no me deja claro que hable de ellos y también de ellas.
    ¿Por qué incomoda tanto nombrarnos y hacernos visibles? Lo de la “vulnerabilidad” salió de la nada en el comentario, no del post. ¿Habrá sido un acto fallido?
    Finalmente hay que tener en cuenta que el machismo en el lenguaje y obviamente en la cultura es reproducido por mujeres y hombres, tal como ha quedado claro.

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  3. Seré conciso... Cuando decimos "TODOS", a los hombres les da igual y las mujeres no dicen nada por que están acostumbradas a eso. Pero si de repente alguien dice "TODAS", los hombres se ofenden y se sienten excluidos. Entonces deberíamos pensar bien estos argumentos.

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