domingo, 23 de junio de 2013

Entre nuevas masculinidades y diversas formas de ser hombre

II.

“Las nuevas masculinidades buscan modificar patrones considerados como hegemónicos. Es decir, mientras que la masculinidad convencional dicta un comportamiento o deber ser específico, donde la agresividad, hipersexualidad, competencia, proveeduría obligada y ejercicio de la paternidad, aunque no necesariamente responsable, determinan si el hombre puede considerarse como tal ante sus pares; las llamadas nuevas masculinidades procuran romper estos estereotipos quitando un poco el peso social que implica ser hombre en las condiciones hegemónicas”, explica en la segunda parte de la entrevista, la antropóloga y maestra en estudios socioculturales Tatiana Elizabeth Lara San Luis.

Para esto, −continúa la especialista− promueven principalmente condiciones de equidad y trato igualitario entre los géneros. Esto es, mientras que al interior de los patrones de masculinidad hegemónica, relacionadas directamente con el machismo, las mujeres y los homosexuales no son considerados en la misma jerarquía de importancia, las nuevas masculinidades buscan generar formas de interacción dignas y equitativas.

Asimismo, buscan erradicar la violencia de género no sólo hacia las mujeres, sino también hacia los homosexuales y los otros hombres y, de este modo, propiciar cambios positivos en la interacción social.

Tatiana E. Lara San Luis, quien ha trabajado el concepto de hombría en los varones deportados a la ciudad de Mexicali, dice que “no obstante, la propuesta no es clara respecto de los varones que no son violentos pero tampoco se consideran feministas, ya que las nuevas masculinidades se avocan a elementos como la paternidad compartida, la demostración de emociones y sentimientos sin ser señalados o disminuidos por ser el apoyo considerado como femenino.

“Situación que podría generar el aislamiento de los varones que no se identifican con la propuesta. Por lo tanto, es importante aclarar que muchos hombres viven su masculinidad sin necesidad de ser agresivos, competitivos, hipersexuales o bien, que no desean ejercer la paternidad. Por esto, muchas veces son marginados de ambos mundos, ya que los varones al interior del movimiento de las nuevas masculinidades pertenecen a la academia o a clases sociales medias y medias altas. Tienen acceso a textos, talleres o bien la infraestructura que les permite repensar la masculinidad como la conocen y de este modo, generar cambios que le beneficien respecto de las relaciones con los otros y otras y el mundo en general”.

La especialista considera explora la propuesta no como nuevas masculinidades sino diversas formas de ser hombre “erradicando, claro está, la desigualdad, la violencia y la innecesaria presión social que el propio patriarcado ejerce sobre quienes se encuentran, paradójicamente y al mismo tiempo, protegidos por él. Además de buscar mecanismos de “entrada” hacia quienes no tienen acceso a lo mencionado líneas arriba y de este modo, lograr cambios reales y tangibles, aunque paulatinos”.


−¿Ganamos, mejoramos o todo lo contrario con las nuevas masculinidades?

−Considero que se gana ya que propician expansión en las formas en que se concibe la masculinidad. Me parece que apuestan a propuestas interesantes que permitirían crear relaciones entre los géneros mucho más abiertas y proporcionadas sin incurrir en elementos de dominación-subordinación similares a los que las generaciones anteriores observaron, vivieron y reprodujeron.

Además, es importante remarcar que la idea de ampliar la concepción masculina del deber ser a una identidad de género plural, diversa e incluyente permitiría la comprensión de los propios varones acerca de qué significa y cómo ser un hombre sin morir en el intento o la alienación del mundo masculino.

En resumen, considero que proponen cuestionamientos y mecanismos de cambios en los que nosotras también podemos participar y así crear transformaciones favorables al interior de las relaciones de género. Sin embargo, debemos ser cuidadosos al referirnos como algo nuevo ya que no debemos olvidar que las identidades de género nunca son estáticas y cada persona las experimenta y desarrolla de manera diferente según su condición social, cultural, económica y principalmente, biográfica.

Yo me adscribo más a la idea de revaloraciones, cambios y transformaciones al interior de las identidades de género, aunque no estoy en desacuerdo con lo que las nuevas masculinidades proponen, porque las considero parte de un replanteamiento de la identidad de género masculina necesario, propositivo y de gran alcance.

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